¿Un crimen a gran escala o los distribuidores de cultura más potentes del mundo? Según una sentencia de esta mañana, The Pirate Bay es más bien lo primero. Se trata de una página que enlaza a descargas entre usuarios (P2P), entre las que había material protegido. Ni alojan contenidos, ni los distribuyen, ni los graban, ni los venden, simplemente facilitan el acceso a ellos y ganan dinero con la publicidad, salvando las distancias, igual que hace Google. Los cuatro autores de la página han sido condenados por un tribunal sueco a un año de cárcel y a pagar una multa de 2,7 millones de euros, aunque recurrirán la sentencia.
La noticia se ha conocido sólo unos días después de otra resolución judicial en España que también condenó a un internauta por lucrarse con enlaces a descargas. Aunque ambos casos son muy distintos (el español llegó a un acuerdo con la acusación para no meterse en una costosa vía civil), muchos usuarios ya ven las orejas al lobo y creen que puede ser el principio de las restricciones al intercambio de contenidos culturales. Justamente hoy, El País publicaba un reportaje de este posible principio del fin, con términos tan erróneos como descargas ilegales, cuando nunca una sentencia se ha pronunciado en contra de una de ellas. ¿Qué pensará de todo esto la ministra de Cultura?
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«Todavía podemos obtener la victoria»
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Paulo Coelho: «El que no intercambia es egoísta, amargado y solitario»
El curioso delito de los enlaces…
Fuente: https://entrespalabras.wordpress.com/2009/04/17/el-curioso-delito-de-los-enlaces/
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